Nosotres ya no somos les mismes

Caricatura de Russo Nieto http://russonieto.blogspot.com/

Las lenguas vivas cambian. Sí, como las personas, mientras estamos vivas, atravesamos un sinnúmero de modificaciones. Algunos le llaman evolución. Quizás este término suponga una valoración positiva y el cambio real no lo sea tanto. Resulta que se me enojaron, un grupo de chicas, chicxs, chiques… no sé cómo llamarles.

Se enojaron porque escribí un artículo la semana pasada, en este mismo sitio, donde básicamente traté de decir que la gramática no es sexista, sino que funciona según un orden coherente o que aspira a la coherencia. Que al pretender cambiar a la fuerza las terminaciones de las palabras, están gastando energías que deberían invertir en encontrar al verdadero demonio.

La lengua española es ágil, si la comparamos con la germana, por ejemplo. Suena fluida al intercalar vocales entre las consonantes… Por eso me parece no sólo ruidoso, sino violento, el uso de la equis o del signo arroba. Decir “Nosotrxs” es un impronunciable en nuestro idioma, igual que decir “nosotr@s”. Y eso en cuanto a la fonética.

Debo reconocer, que los voceros del grupo de “lenguaje inclusivo” se dieron cuenta del valor fonético de las vocales y a toda equis o arroba la están cambiando por la “e”. Una solución en principio lógica, si a la segunda vocal le asignan un carácter de “ni femenino ni masculino”, cayendo nuevamente en la trampa autoproclamada de que el género de las palabras es igual al género de las personas.

Bueno, habrá que ver cómo evoluciona el artilugio… Estemos atentos si en unos años, recitando el poema de Neruda “nosotres, les de entonces, ya no somos les mismes”, o cantando el tango de Discépolo así: “Une busca llene de esperanzas…”, logramos de esa manera solucionar los problemas de segregación social y queriéndonos más unos a otros (o unes a otres, para que nadie se sienta ofendide).

Yamila Juan